La mejor venganza (Joe Abercrombie, 2009)
Lythande (Marion Zimmer Bradley, 1985)
Dark Eden (Chris Beckett, 2012)
La evidente influencia de El señor de las moscas probablemente sea lo que ha hecho que Dark Eden sea incluida en el creciente catálogo para jóvenes adultos. Esto hará que muchos la desprecien de entrada, pero sería un grave error. Podría resumir estas líneas diciendo que tenía mucho tiempo que un libro no me atrapaba de tal forma que terminaba robándole tiempo a mis tareas cotidianas sólo para poder avanzar unas páginas más, pero no le haría justicia. Cayó en mis manos sólo por una recomendación lanzada al aire en Twitter y se ha convertido en uno de mis nuevos libros favoritos por muchas razones: por la increíble recreación de ese mundo alienígena, por la sutileza con la que Chris Beckett va ampliando los horizontes de ese oscuro planeta al mismo tiempo que los protagonistas van explorándolo, por los juegos con el lenguaje o por ese trasfondo de crueldad que se intuye detrás de su relato puro de aventuras. Pero lo más importante aquí es ese sentido de maravilla que recupera y que sustituye aquí los elementos más cerebrales de la ciencia-ficción. Es una novela increíble a la que le perdono incluso ese final abierto. Aun así creo que no necesita una secuela, pero esta ya está por ser publicada este año y pienso echarle un vistazo. Hasta donde sé, Dark Eden no está traducida al castellano pero espero que alguien resuelva eso lo antes posible. Si el idioma no es una barrera, acérquense a ella que no se arrepentirán.
Anómala (Ronald Delgado, 2013)
Dicho esto, la sorpresa más agradable con la que me he topado en el libro ha sido su sensación de continuidad temática en la corta pero breve obra de su autor, un fenómeno que en lo personal siempre me ha fascinado y que aquí se explora más que en su libro anterior, La tierra del cielo sin sol, el cual sí era un poco más disperso en cuanto a la temática de sus cuentos. En este libro no ocurre eso, y de hecho el autor pareciera querer dejarlo muy claro a través del uso continuo de un juego de espejos y reversos que enlaza varios de los relatos que componen la antología. Ya hacía mención arriba de Ningyö y Kioko Blue, los dos primeros relatos que cuentan en esencia una misma historia contada desde dos perspectivas diferentes acerca de la robótica japonesa y su tendencia lúdica. Lo mismo ocurre en cierto grado con relatos como D.1.0.S y Anómala, que tocan cada uno a su manera el tema de la realidad aumentada y la necesidad de los usuarios de permanecer en un mundo virtual.
Esto último me lleva quizás a los aspectos que no me han convencido tanto. Mi principal displicencia probablemente tenga que ver con un elemento estilístico que se repite prácticamente en todos los relatos del libro, y es que el autor abandona el cuento justo en el momento en que este parece llegar al principal punto de interés, lo que da cabida a una sensación un tanto anticlimática. Esto detalle, presente como decía en casi todos los relatos, se vuelve más frustrante en aquellos cuyo “desenlace” acarrea consecuencias para la trama un tanto más globales como puede ser el caso de Anómala o D.1.0.S. (que en mi opinión me parece el mejor cuento del libro a excepción de ese título que forma una analogía demasiado obvia). Otro aspecto mejorable, siempre desde mi punto de vista, es cierta tendencia por parte del autor a dar cabida a reflexiones un tanto fáciles en las que la tecnología es vista desde una perspectiva maniquea, como si la voz detrás de los relatos realmente viese en la tecnología un peligro. A veces, debo decir, esta idea es tratada de forma muy digna, pero en ocasiones me ha chirríado un poco; en Anómala, por ejemplo, se llama a los libros en papel como “libros de verdad”, lo cual resulta paradójico teniendo en cuenta que la antología se ha editado en formato electrónico.
Pero en realidad estas son quejas menores. No sé si Anómala será el mejor libro de relatos de Ronald Delgado hasta la fecha, pero sí me ha parecido el más ambicioso y el más centrado en los temas que a juzgar por su obra anterior le apasionan: la inteligencia artificial, la preferencia de lo virtual por lo real y el en ocasiones alienante poder de la tecnología. Pienso al leer varios relatos en la fantástica exploración que el autor ha venido haciendo de estos temas y me pregunto (no sin cierto dejo de culpabilidad por la presión que esto pueda significar) cuánto tardará en darnos una novela en la que alguno de estos temas sea llevado hasta sus últimas consecuencias.
Comenzamos con buen pie
La sorpresa
Si andaban por ahí preguntándose cual era la sorpresa por la cual hemos estado pronosticando durante las últimas semanas, aquí la tienen. El fin de semana termina de la mejor forma posible, con la salida de nuestro segundo libro: Damas, bestias y otras, que está disponible desde ya en Kindle. Confieso que el principal motivo por el que esta antología de relatos ha visto la luz es para terminar de probar de una buena vez el tema de la autopublicación en formato electrónico, así que los fetichistas del papel de momento se quedarán con las ganas. Lo siento, ya me gustaría que fuera de otra forma, pero mientras la segunda parte de Dragún va creciendo palabra por palabra, no se me ocurre una mejor manera de darle finalmente salida a estos nueve relatos que tenía en el tintero literalmente desde hacía años (los cuentos del libro están fechados entre 1996 y 2010, así que ya me dirán).
Y por si se lo están preguntando (espero que sí), la verdad es que no todos los cuentos incluídos en la antología son de corte fantástico, aunque todos ellos siguen la pauta que de momento me he impuesto a mí mismo y es la de priorizar el argumento por encima de todas las cosas. Así que nada, ya es tarde para echarse atrás, la criatura ha sido liberada y a partir de este momento no queda más remedio que ver desde la barrera como es recibida. En el peor de los casos, habrá pagado la novatada con el tema de la autopublicación y dejaré en evidencia mis escasos conocimientos de HTML y de edición de libros electrónicos.
De momento Damas, bestias y otras sólo está disponible en el Kindle de Amazon, aunque en los siguientes meses tengo pensado darle otras salidas siempre en formato electrónico. ¿Y en papel? Bueno, espero que eso se haga realidad lo antes posible. En cualquier caso, recuerden que si no tienen un Kindle siempre se pueden descargar gratuitamente la aplicación para PC, Mac, iPad, iPhone o Android, que va bastante bien.
Here we go again.
Tres versiones de Blancanieves
Dos cosas increíbles que me han ocurrido este año
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Parece que el 2012 no es el año del Apocalipsis después de todo.