En estos días me he escapado a Polignano. Digo escapado porque es la primera vez en años que hago un viaje solamente por vacaciones; sin visitar a nadie ni para encargarme de ninguna otra cosa. En cuanto al pueblo, tenía ganas de conocerlo desde que vi la película «Spring».
Aquí, eso sí, no hay monstruos.
Pero el mar es un amor de los de toda la vida.